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¿Qué tienen en común los Wilkinson, los Sosland, los Paso, el doctor D’Alessandro, el príncipe Olenski y los otros protagonistas de este libro?: que viven en el mismo insólito edificio, el Kavanagh, un rascacielos surgido como «una máquina para vivir sin pisar la calle» que atrae la mirada de paseantes y turistas, además de fascinar a publicistas, cineastas y a sus propios residentes. «Dicen que la vida es una cuestión de lugares, más que de acontecimientos. Me animo a agregar que a veces es una cuestión de lugares a los que ni siquiera entramos —apunta Esther Cross en el posfacio que cierra esta edición de Kavanagh—. Aparecen como visiones, incluso como recuerdos, cuando por alguna razón nos aconsejan o sugieren que pensemos en algo que nos gusta especialmente. ¿No es extraño? ¿Y no es también maravilloso?»

 

Reseñas

[Cross] escribe estos cuentos con frases cortas, punzantes, que pasan de la reflexión a la ironía, y dan cuenta de una observación muy aguda de las (sin)razones de las conductas de sus personajes.

Ángel Berlanga, Página 12

 

En todo el libro imperan un humor elegante y una economía de recursos chejoviana. Cross prefiere sugerir lo justo en vez de decir demasiado y en la mayoría de los casos le bastan pocos elementos para armar una trama sólida que se desliza de lo cotidiano hacia el absurdo con comodidad, amparada por una ironía poética que descubre las pequeñas tragedias de los personajes sin despojarlos de su dignidad.

Felipe Fernández, La Nación

 

Tal es la modestia de su magia: una literatura que se aventura ahí donde la inteligencia ya no es consuelo, en esa tristeza tibia y profunda que sobrevive al llanto, con una mirada que se anima a flotar lúcida pero gentil sobre el inasible tejido emocional que sostiene a sus personajes. Si las paredes hablaran, en este libro se las escucharía suspirar.

Juan Ignacio Boido, Página 12

Kavanagh - Esther Cross

$16.900
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¿Qué tienen en común los Wilkinson, los Sosland, los Paso, el doctor D’Alessandro, el príncipe Olenski y los otros protagonistas de este libro?: que viven en el mismo insólito edificio, el Kavanagh, un rascacielos surgido como «una máquina para vivir sin pisar la calle» que atrae la mirada de paseantes y turistas, además de fascinar a publicistas, cineastas y a sus propios residentes. «Dicen que la vida es una cuestión de lugares, más que de acontecimientos. Me animo a agregar que a veces es una cuestión de lugares a los que ni siquiera entramos —apunta Esther Cross en el posfacio que cierra esta edición de Kavanagh—. Aparecen como visiones, incluso como recuerdos, cuando por alguna razón nos aconsejan o sugieren que pensemos en algo que nos gusta especialmente. ¿No es extraño? ¿Y no es también maravilloso?»

 

Reseñas

[Cross] escribe estos cuentos con frases cortas, punzantes, que pasan de la reflexión a la ironía, y dan cuenta de una observación muy aguda de las (sin)razones de las conductas de sus personajes.

Ángel Berlanga, Página 12

 

En todo el libro imperan un humor elegante y una economía de recursos chejoviana. Cross prefiere sugerir lo justo en vez de decir demasiado y en la mayoría de los casos le bastan pocos elementos para armar una trama sólida que se desliza de lo cotidiano hacia el absurdo con comodidad, amparada por una ironía poética que descubre las pequeñas tragedias de los personajes sin despojarlos de su dignidad.

Felipe Fernández, La Nación

 

Tal es la modestia de su magia: una literatura que se aventura ahí donde la inteligencia ya no es consuelo, en esa tristeza tibia y profunda que sobrevive al llanto, con una mirada que se anima a flotar lúcida pero gentil sobre el inasible tejido emocional que sostiene a sus personajes. Si las paredes hablaran, en este libro se las escucharía suspirar.

Juan Ignacio Boido, Página 12